sábado, 1 de noviembre de 2014

La consciencia, una semilla en mutación...

-¿Cuál es la finalidad de la consciencia?
La finalidad  de la conciencia es llegar a ser ella misma para después ofrendarse a la divinidad, para ello pasará por distintos niveles:
-Nivel animal: 
*La persona sólo vive para desarrollar sus necesidades materiales y sexuales.
*No domina sus instintos, desconoce el respeto hacia los otros.
*Es agresiva por miedo a perder.
-Nivel infantil:
*No acepta la vejez ni la muerte.
*Vive en forma superficial, negándose a meditar para conocerse.
*Colecciona objetos inútiles y diversiones, sin sentido de la responsabilidad.
-Nivel romántico:
*No domina sus sentimientos y éstos la invaden.
*Persiste adolescente, cree que encontrar un hombre o una mujer para formar pareja es la solución de su vida.
*Está influido por el cine, la televisión, las revistas de moda…
*Se forma un ideal amoroso semejante a un cuento de hadas.
*Suplanta el ser por el parecer.
-Nivel adulto:
*Por primera vez el otro existe.
*La persona ha comprendido que su yo no es individual sino colectivo, pero puede caer en el error egoista de la sed de poder.
*Pueden aparecer tiranos, explotadores, falsos gurús, industriales inescrupulosos, estafadores de toda especie.
*Egoísmo que tiene su antítesis: personas que para sentirse nobles se dedican a ayudar a otros por pereza de ayudarse a sí mismas.
-Nivel social:
*La persona se ayuda a sí misma y lucha por la felicidad de todos los humanos, la salud de las plantas, de los animales, del planeta.
-Nivel cósmico:
*Comprende que en el universo nada sucede sin que haya movimiento ni transformación.
*La persona responsable se entrega a la mutación constante, tal como el cosmos, dando de lado todo tipo de hábitos y sistemas obstinados que desvalorizan la vida.
*Emerge de los límites generacionales y prepara el terreno para el advenimiento del nuevo ser, aquel que en el futuro será capaz de levitar.
-Nivel de consciencia divina:
*En el oscuro centro del inconsciente hay un punto brillante de lucidez total, aliado poderoso, que si es empleado bien se manifiesta como Dios interior y si es empleado mal, como Demonio interior.
*Este nivel muy pocos lo alcanzan. Lo conocen los genios, los profetas y los magos.
¿Qué hay que hacer para mutar?
Para cambiar hay que desear cambiar, saber que se puede cambiar y por fin aceptar las consecuencias de ese cambio.
Este texto está adaptado de un fragmento de la obra “La vía del Tarot”  de Alejandro Jodorowsky y Marian Costa.

Los tres tamices


Un día, el filósofo Sócrates recibió la visita de un hombre con ganas de hablar.
–Escucha, Sócrates, tengo que contarte algo que ha hecho un amigo tuyo.–No sigas –respondió Sócrates–. Antes de hablar, ¿se te ha ocurrido pasar lo que vas a contarme por los tres tamices?Y como el hombre lo miraba con cara de no haber entendido nada, añadió:–Antes de hablar, tienes que pasar lo que vas a decir por tres tamices. Vamos a ver. El primer tamiz es el de la verdad. ¿Has comprobado que lo que vas a decirme es rigurosamente exacto?–No, me lo han contado...–Bien, pues supongo que al menos habrás pasado lo que vas a decirme por el segundo tamiz, que es el de la bondad. Lo que quieres contarme, ¿es algo bueno, al menos?El hombre dudó antes de responder.–Pues no, por desgracia no es bueno, al contrario...–¡Hum! –murmuró el filosofo–. Veamos de todos modos el tercer tamiz. ¿Es útil que me cuentes lo que tienes ganas de contarme?–¿Útil? No exactamente.–Entonces ¡no se hable más! –contestó Socrates–. Si lo que tienes que decirme no es ni verdadero ni bueno ni útil, prefiero no saberlo. Y a ti te aconsejo incluso que lo olvides...

El Rey y sus cuatro Esposas


Había una vez un rey que tenía cuatro esposas.
Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Sólo le daba lo mejor.
También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.
También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.
La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca.
Sin embargo, él no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, él apenas se fijaba en ella.
Un día, el rey enfermó y se dió cuenta de que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de su vida de lujo y caviló:
- “Ahora tengo cuatro esposas conmigo pero, cuando muera, estaré solo”.
Así que le preguntó a su cuarta esposa: “Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?
- ¡Ni pensarlo! Contestó la cuarta esposa y se alejó sin decir más palabras.
Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo filoso.
El entristecido monarca le preguntó a su tercera esposa: Te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?
- ¡No! Contestó su tercera esposa. ¡La vida es demasiado buena! ¡Cuándo mueras, pienso volverme a casar!”
Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso frío.
Entonces preguntó a su segunda esposa: “Siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando muera, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?
- “¡Lo siento, no puedo ayudarte esta vez!”. Contestó la segunda esposa. “Lo más que puedo hacer por ti es enterrarte”.
Su respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey.
Entonces escuchó una voz:
- “Me iré contigo y te seguiré dondequiera tu vayas”.
El rey dirigió la mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Sé veía tan delgaducha, sufría de desnutrición. Profundamente afectado, el monarca dijo:
- ¡Debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo!
En realidad, todos tenemos cuatro esposas en nuestras vidas.
Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo. No importa cuanto tiempo y esfuerzo invirtamos en hacerlo lucir bien, nos dejará cuando muramos.
Nuestra tercera esposa son nuestras posesiones, condición social y riqueza. Cuando muramos, irán a parar a otros.
Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos. No importa cuanto nos hayan sido de apoyo a nosotros aquí, lo más que podrán hacer es acompañarnos hasta el sepulcro.
Y nuestra primera esposa es nuestra alma, frecuentemente ignorada en la búsqueda. Sin embargo, nuestra alma es la única que nos acompañará dondequiera que vayamos. ¡Así que, cultívala, fortalécela y cuídala ahora!
Es el más grande regalo que puedes ofrecerle al mundo.
¡Hazla brillar!